Fuente: La Jornada
Quiero hacer patente mi repugnancia, por no decir otra cosa, al ver sentados junto a quien no sólo representa la ignorancia y la corrupción, sino también 70 años de crímenes de lesa humanidad y persecución contra los opositores a su autoritarismo y tranza, entre otras historias negras más.
Me refiero a la fotografía que pública La Jornada ayer, en la cual se ve a Rosario Robles y René Arce sentados a un lado de Enrique Peña Nieto. Una, cercana del empresario Carlos Ahumada, quien se prestó para fabricar –usando la ambición de René Bejarano– la guerra sucia en contra de Andrés Manuel López Obrador en 2006, que hoy quieren el PRI y el PAN reditar.
El otro, un ex guerrillero de la Liga Comunista 23 de Septiembre, al que debía darle vergüenza traicionar los ideales y la congruencia de sus compañeros militantes, quienes ofrendaron su vida para transformar las condiciones de explotación y de injusticia, bajo la dictadura perfecta del PRI.
Mas debo decir que esa foto, además de repugnancia, me reafirmó que la lucha por el cambio verdadero es sinuosa y está llena de sinsabores, pero que no debemos claudicar, y tope lo que tope, apretar el paso para cumplir el sueño de llevar a la Presidencia de la República a López Obrador, porque con el PRI y Peña Nieto en ella, nuestro país será una pesadilla.
Raymundo Colín Chávez
Quiero hacer patente mi repugnancia, por no decir otra cosa, al ver sentados junto a quien no sólo representa la ignorancia y la corrupción, sino también 70 años de crímenes de lesa humanidad y persecución contra los opositores a su autoritarismo y tranza, entre otras historias negras más.
Me refiero a la fotografía que pública La Jornada ayer, en la cual se ve a Rosario Robles y René Arce sentados a un lado de Enrique Peña Nieto. Una, cercana del empresario Carlos Ahumada, quien se prestó para fabricar –usando la ambición de René Bejarano– la guerra sucia en contra de Andrés Manuel López Obrador en 2006, que hoy quieren el PRI y el PAN reditar.
El otro, un ex guerrillero de la Liga Comunista 23 de Septiembre, al que debía darle vergüenza traicionar los ideales y la congruencia de sus compañeros militantes, quienes ofrendaron su vida para transformar las condiciones de explotación y de injusticia, bajo la dictadura perfecta del PRI.
Mas debo decir que esa foto, además de repugnancia, me reafirmó que la lucha por el cambio verdadero es sinuosa y está llena de sinsabores, pero que no debemos claudicar, y tope lo que tope, apretar el paso para cumplir el sueño de llevar a la Presidencia de la República a López Obrador, porque con el PRI y Peña Nieto en ella, nuestro país será una pesadilla.
Raymundo Colín Chávez
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