Fuente: La Jornada
Nos estigmatizaron y nos discriminan por la edad, aseguran
Perdimos propiedades y nuestros hijos su escuela por falta de dinero, lamentan
“El desempleo te acaba no sólo económica sino moralmente”, advierte uno de los pilotos de Mexicana de Aviación que desde hace más de un año no tienen trabajo –desde que la empresa entró a concurso mercantil–; que perdió una propiedad porque no pudo seguir pagando el crédito y se mantiene junto con sus compañeros, con sobrecargos y personal de tierra, en un campamento afuera de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), en demanda de que la aerolínea regrese a volar.
El capitán José tenía 31 años en la empresa. Relata que para sobrevivir los pilotos han tenido que vender propiedades, automóviles, acabarse sus ahorros, poner mini- negocios de venta de ropa o comida. “Muchos han perdido sus casas porque no han podido pagar los créditos bancarios”, dice.
La gran mayoría han sacado a sus hijos de las escuelas privadas y han adquirido deudas, plantean a su vez Ana y Mario, sobrecargos de la empresa –con antigüedad de 14 años cada uno–, y señalan que a los trabajadores de Mexicana los han estigmatizado, pues cuando buscan empleo en otras empresas del sector no se lo dan. Además, los discriminan por la edad, pues sólo quieren contratar menores de 30 años.
Ana relata que hay casos verdaderamente dramáticos, de parejas en las que los dos laboraban en Mexicana y se quedaron sin ningún ingreso. “Hemos tenido que vender automóviles, otros han regresado a vivir con sus familias, algunos no están mandando a ningún colegio a sus hijos, no hay dinero para los gastos más elementales, y para la mayoría hay una gran preocupación, porque incluso en caso de que se salve la empresa no todos regresaríamos a trabajar de inmediato; los demás, ¿qué vamos a hacer?”
Muy pocos han encontrado trabajo en otras empresas nacionales o extranjeras. Se estima que si la empresa regresa a volar 280 pilotos serían contratados, de casi 850 que se quedaron sin empleo. Además, el contrato colectivo de trabajo que tenían los empleados de Mexicana se perdería, ya que ellos aceptaron la modificación del mismo, así como prorratear las liquidaciones que les corresponderían.
El piloto indica que sus compañeros y él mismo han tenido que pedir préstamos para seguir realizando sus certificaciones aeronáuticas, pues cada adiestramiento les cuesta 750 dólares. No pueden acceder a la ayuda del seguro de desempleo del Distrito Federal porque la empresa está en concurso mercantil. Noventa por ciento de los empleados de la compañía redujo su nivel de vida, dijo a su vez Mario, sobrecargo, quien señaló que sus compañeros tienen otra carrera, como turismo o administración, pero no les dan empleo, porque son mayores de 35 años.
Por los trabajadores de tierra, Alfonso, quien es mecánico y también está en el campamento, comentó que “algo que no ve el gobierno es que muchos hemos seguido trabajando durante estos 14 meses para la empresa, sin cobrar un peso, ya que hemos estado dando mantenimiento a las aeronaves para que estén listas, no se deterioren, pues un avión parado tiene un daño tremendo y hemos tenido que poner hasta para los camiones, porque no nos han apoyado con nada; pero lo hacemos porque tenemos puesta la camiseta y queremos rescatar nuestra empresa y el empleo.
“Yo le tengo mucho rencor a Calderón. La ciudadanía le va a cobrar al PAN lo que ha hecho, porque tuvieron la oportunidad de cambiar al país y la echaron a perder”, dijo por su parte José
Los tres trabajadores, los cuales pidieron el anonimato, coincidieron en mostrarse escépticos, cuando se les preguntó si creían en que ahora sí se va a rescatar la compañía, porque el grupo español Med Atlántica anunció que en breve realizaría la inyección de dinero para reactivar la aerolínea. Sostuvieron que “ya tantas veces nos han mentido” que es difícil volver a creer.
Señalan que se mantendrán en esta movilización, porque no van a dejar que se declare la quiebra, mientras el piloto remató: “nunca me imaginé estar en un plantón a las afueras de la SCT, eso era impensable para mí, pero también lo era creer que iban a acabar con una empresa de ese tamaño, que iban a dejar a 8 mil trabajadores altamente especializados en la calle…”
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